Desde hace ya algunos años, las relaciones bilaterales entre Chile y Perú han tenido un patrón de relacionamiento de cuerdas separadas que, en la práctica, aísla artificialmente los temas referidos a la agenda histórica y a la agenda económica-comercial. Ideada originalmente en la antesala del diferendo marítimo, esta política ha tenido por objetivo el encapsular el proceso en La Haya de manera tal de no afectar los intereses del empresariado chileno y los dividendos derivados de sus inversiones para Perú.
Pese a que el presidente electo Humala ha señalado que pondrá fin a las nunca bien ponderadas cuerdas separadas, es prudente afirmar que, en la práctica, esta política se mantendrá intacta. Su potencial modificación genera desincentivos de peso para ambas partes en materias económicas, particularmente en circunstancias en que se está a la espera de la resolución de La Haya, a producirse a fines del próximo año.
¿Cómo deben entenderse, entonces, las palabras de Humala? Pues como un llamado a convertir a las cuerdas separadas en una política de Estado estable y profunda, que trascienda la coyuntura particular para la cual fue ideada y sea mantenida tácitamente por ambos países. Otras posibles interpretaciones serían contradictorias con las señales de moderación y continuidad del modelo que durante las últimas semanas el presidente electo ha enviado a vecinos, inversionistas y vecinos inversionistas.
La continuidad de este patrón de relacionamiento no descarta, por cierto, la posibilidad de avanzar hacia formas superiores de cooperación e integración bilateral. La experiencia de estos años ha demostrado el notable pragmatismo con el que ambas cancillerías han dirigido las relaciones bilaterales, y esta tendencia debiera prolongarse.
Pero tampoco hay que ser ingenuos: la interdependencia económica y la diplomacia empresarial no impedirá la emergencia de nuevas coyunturas críticas a futuro. Las transnacionales chilenas iniciaron sus operaciones en Perú antes de la mala jugada que nos pasó García Belaúnde en La Haya. A la larga, ambas cuerdas podrían eventualmente encontrarse pues, quizá, resulten no ser paralelas sino perpendiculares.
*Cristóbal Bywaters C. es estudiante de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Alberto Hurtado, y Director de Finanzas de la Red Chilena de Estudiantes de Ciencia Política CHILECIP.
Publicado originalmente en El Quinto Poder (16/06/2011). https://bit.ly/2V7yaUt